El esguince de tobillo es una de las lesiones más frecuentes en traumatología. A casi todos se nos ha torcido alguna vez el tobillo al pisar mal o haciendo deporte, la mayor parte de las veces sin mayor repercusión que dolor puntual que ha mejorado solo.
Los esguinces de tobillo se producen por un estiramiento brusco de los ligamentos. En el 90% de los casos afecta a los ligamentos externos del tobillo, principalmente al ligamento peroneo-astragalino anterior. Se clasifican según su gravedad en distintos grados. En el grado I hay una pequeña distensión o sobrestiramiento del ligamento, con poca repercusión clínica y dolor limitado. En el grado II se produce una microrruptura ligamentosa sin solución de continuidad y sin inestabilidad. El grado III es el más grave y en él se produce una ruptura del ligamento con aparición de inestabilidad en el tobillo. En este caso, el tobillo se hincha mucho, aparece un hematoma por el sangrado secundario a la ruptura y el dolor es importante, impidiendo cargar la extremidad.